sábado, 1 de enero de 2011

Adiós 2010,Hola 2011.

Me niego a pensar, una vez más, que trescientos sesenta y cinco días no son más que horas, minutos y segundos almacenados en las hojas de un calendario que va a acabar en la basura.
Y en éste, días marcados con estrellas, círculos, letras, cualquier signo que los destacara de los demás números. Sólo números. Somos personas, y vivimos. Sí, suena evidente pero lo reitero, aún cayendo en la redundancia: estamos vivos. Y me niego a tirar ninguno de los momentos cuya fecha acababa en dos mil diez. Tengo un corcho lleno de fotos, el escritorio cubierto de papeles, los cajones a rebosar de objetos y cajas llenas de recuerdos. Tengo entradas de conciertos, ilusiones guardadas en fotografías, papeles escritos por las paredes y un puñado de CD’s que han formado la banda sonora de un año cuanto menos, especial. Y sí, soy capaz de decir que he recibido más de lo que he dado, que lo bueno, las risas, los abrazos, las buenas conversaciones y las buenas canciones, han tejido dentro de mí el recuerdo de un año para recordar, una y otra vez.Y sólo le pido al 2011,que sea igual o mejor que el dos mil diez


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